Hoy es el primer domingo que empezamos a publicar de forma regular, y ya que es fin de semana y ninguno tenemos demasiadas ganas de trabajar, os traigo una técnica muy básica pero que una vez la probéis puede cambiaros la experiencia con los pasteles.
En muchas ocasiones tenemos celebraciones a las que podríamos llevar un postre pero que por pereza no lo hacemos.
Seguro que much@s de vosotr@s habéis hecho alguna vez un simple bizchocho... pues bien, empezando con ese básico podemos acabar teniendo un pastel de cumpleaños o una tarta para una ocasión especial.
Pero el primer paso es cortar el bizcocho por la mitad, y aunque parezca una tarea sencilla no es tan fácil que el corte nos quede perfectamente recto y horizontal, y si no nos aseguramos de que es así, luego el pastel fácilmente quedará torcido o se nos deformará.
La técnica para realizar un corte perfecto es sencilla y sólo necesitamos un cuchillo largo de sierra.
Empezamos haciendo un corte superficial por toda la parte exterior del bizcocho, asegurándonos de que lo hacemos recto. Luego, poco a poco haremos un corte más profundo (el grueso del cuchillo) siguiendo la marca que hemos hecho.
Una vez tengamos ese corte hecho seguimos profundizando girando el bizcocho y siguiendo ese corte inicial que nos asegura que por el interior seguimos yendo rectos.
Una vez cortado quedará como en la foto superior, y sólo tendréis que rellenarlo en el centro y por la parte exterior (otro día os explicaré el proceso) para que os quede un pastel como el de la foto inferior.
Recordad, la gran diferencia y el gran secreto está en esa marca inicial superficial a lo largo de todo el bizcocho, que nos asegura que iremos rectos una vez nos adentremos y lo cortemos del todo.
¡¡Cualquier pregunta ya sabéis, atacad!!
¡Un saludo y feliz semana!
Ernesto
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